Fuera llovía cuando los recién casados decidieron ver de nuevo su vídeo de boda. Lo habían visto muchas veces, buscando las risas, los votos y aquel instante en que sus miradas se cruzaron. Pero esta vez algo nuevo llamó su atención. Cerca del ramo, un pequeño destello brilló como una luciérnaga atrapada. Detuvieron la reproducción, retrocedieron y lo pusieron en cámara lenta.

Imagen a imagen, vieron cómo la abuela de Mia se acercaba en silencio por detrás, moviendo las manos con delicadeza. Una cinta pálida se deslizó en su sitio, atada con tanta suavidad que nadie lo había notado. Sus labios se movieron, susurrando algo que la cámara apenas captó, una bendición o quizá un secreto. Lo que descubrieron después superó todo lo que podían imaginar.