Un hombre colapsó en medio de una ventisca — lo que hizo un gato callejero le salvó la vida

Tres días después, Walter abrió los ojos. La luz del sol se filtraba suave por las cortinas. El mundo volvía a ser cálido. La garganta le ardía, pero el corazón latía firme. Al girar la cabeza, se quedó inmóvil. Allí, sobre la manta junto a su brazo, estaba el mismo gato naranja, con la cola enrollada y los ojos tranquilos. Al verlo moverse, el animal maulló suavemente, casi aliviado.

Una enfermera entró sonriendo. “No se ha separado de usted ni un momento,” dijo. “Cada vez que intentamos sacarla, araña la puerta hasta que la dejamos entrar otra vez.” Walter parpadeó, los ojos húmedos. “¿Quieres decir que… se quedó todo este tiempo?” La enfermera asintió. “Creo que sabe perfectamente lo que hizo.”

Desde ese día, fueron inseparables. Walter la llamó Ángel. Cuando se sentaba, ella se acurrucaba en su regazo. Cuando dormía, se acomodaba sobre su pecho. En el hospital comenzaron a llamarlos “la pareja del milagro”. Y cuando Walter estuvo lo bastante fuerte para volver a casa, Ángel trotó a su lado, con la cola erguida, como si siempre hubiera esperado ese momento.

Sigue leyendo en la siguiente página para descubrir el emotivo final!